Recuperación del patrimonio y turismo en centros históricos. San Cristóbal de la Laguna

  1. RODRIGUEZ FINO, EULALIA
Dirigida por:
  1. Vicente Manuel Zapata Hernández Director
  2. María Dolores Meneses Fernández Directora

Universidad de defensa: Universidad de La Laguna

Fecha de defensa: 05 de febrero de 2016

Tribunal:
  1. José Antonio Barrera Vera Presidente/a
  2. Jorge Martín Gutiérrez Secretario
  3. Melchor García Domínguez Vocal
Departamento:
  1. Geografía e Historia

Tipo: Tesis

Teseo: 402853 DIALNET

Resumen

En los últimos años, y sobre todo en la actualidad, el auge del turismo está ocasionando en las Islas cambios en las diferentes estrategias aplicadas en este sector. La oferta ya no es sólo de turismo convencional, de sol y playa, con el que se ha identificado históricamente a Canarias, sino que han ido adquiriendo importancia otras opciones y ofertas turísticas. Una de ellas es el creciente turismo cultural. En este sentido, y para lograr la consolidación del potencial turístico poseído, distintas Administraciones Públicas han puesto en marcha planes y programas orientados a la mejora y divulgación de la calidad de las ofertas culturales existentes. La declaración de San Cristóbal de La Laguna Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en diciembre de 1999, fue un hito que supuso ir acompañado de un significado de expropiación metafórica de los bienes. Estos pasaban a ser oficialmente una suerte de propiedad de todos los ciudadanos a lo largo del tiempo (Navarro, 1999). Este nuevo estatus implica la responsabilidad de hacer permanecer los valores en los que descansa la declaración de la ciudad como tal. Y además, exige tutelar mediante, herramientas político-administrativas reguladoras, los objetivos y métodos de gestión encaminados a garantizar la correspondencia entre la autenticidad propiciadora de la consideración como patrimonio, y el funcionamiento de la ciudad con sus procesos de gestión cotidiana. La UNESCO hace mención principal en la Declaración de la Ciudad de San Cristóbal de La Laguna a sus dos centros. El primero, el de la Villa de Arriba, no planificado, y el segundo, el de la Villa de Abajo, primera ciudad-territorio ideal, concebida según principios filosóficos. Sus largas calles y sus espacios abiertos están bordeados por iglesias y edificios públicos y privados de los siglos XVI, XVII y XVIII, poseedores de un indudable componente estético (Navarro, 1999). Desde su Declaración parece existir una relación y dependencia recíproca entre turismo y recuperación del centro histórico de la ciudad. Por tanto, dicha Declaración ha contribuido a mejorar la gestión y la divulgación del patrimonio urbano y del medio donde éste se inserta. Y esa mejora se viene logrando mediante una valoración y estudio de los bienes que equilibran sus distintos sistemas involucrados, citados anteriormente (arquitectónico o edificado, espacios públicos, bienes culturales). Y ha redundado también en la calidad de ese patrimonio. Dichos bienes, así como su utilización social y económica, han contribuido al avance de la ciudad, incidiendo positivamente en el proceso de desarrollo del Centro Histórico en lo que concierne a su patrimonio edificado, y a su patrimonio social y cultural, incluyendo asimismo el turístico, ambiental y económico-empresarial. En definitiva, estamos ante un Centro Histórico que ha experimentado una transformación funcional de su patrimonio edificado, en la que sus agentes activos desempeñan un papel relevante en el proceso de recuperación y promoción urbana. De hecho, a lo largo del periodo 1999-2009 se han producido cambios en la dinámica de rehabilitación de distintos inmuebles del Centro Histórico, puestos luego en funcionamiento. Son los casos de salas de arte, museos y otros espacios con fines turísticos versátiles. Esta reinvención ha supuesto una revalorización económica, impulsando de forma indiscutible el atractivo y potencial turístico de la ciudad.