Agorafobia (con o sin pánico) y conductas de afrontamiento desadaptativas. Primera parte

  1. Pitti González, Carmen Teresa
  2. Bethencourt Pérez, Juan Manuel
  3. Gracia Marco, Ramón
  4. Peñate Castro, Wenceslao
Revista:
Salud mental

ISSN: 0185-3325

Año de publicación: 2006

Volumen: 29

Número: 2

Páginas: 22-29

Tipo: Artículo

Otras publicaciones en: Salud mental

Resumen

El presente artículo analiza las conductas de afrontamiento desadaptativas (CAD) utilizadas por los pacientes afectados por agorafobia (PA) ante la presencia o la anticipación de un estímulo fóbico o interoceptivo. Se parte de la existencia de un volumen importante de investigaciones sobre la agorafobia y, en concreto, de los diversos estilos de afrontamiento. En este sentido, tradicionalmente se han considerado dos estrategias que tratan de disminuir y hacer que desaparezca la ansiedad: los comportamientos de evitación y las conductas de escape de los estímulos fóbicos (una vez que se encuentran inmersos en los mismos). Se analiza también la evitación interoceptiva, relacionada con la evitación de comportamientos que pudieran provocar respuestas fisiológicas negativas, similares a las respuestas de ansiedad. Sin embargo, poco se ha dicho con respecto a los comportamientos que presentan los PA y que les permiten afrontar parcialmente las situaciones fóbicas. A pesar de ello, algunos expertos han informado de la manifestación de estas conductas y estrategias, que facilitan a los pacientes enfrentar una situación fóbica cuando se ven forzados a ella o necesitan hacerlo. Las denominaciones que han recibido estas conductas han sido variadas y sus componentes también. Así, se habla de mecanismos defensivos, estrategias de afrontamiento y estrategias tranquilizadoras (búsqueda de compañía, conductas o señales de seguridad, distracción, objetos contrafóbicos, etc.), entre otras. En todos los casos son procedimientos a los que el paciente asigna el valor de disminuir la ansiedad hasta niveles tolerables, lo que a su vez le permite enfrentar los estímulos fóbicos e interoceptivos. La anomalía de estas estrategias de afrontamiento parcial es que proporcionan cierta validez aparente ya que la persona es capaz de resistir la presencia de los estímulos temidos (lo que no es posible con las otras conductas de evitación y escape). Sin embargo, la información que proporcionan estas estrategias actúa como un mecanismo reforzante que adquiere en su oportunidad el valor de estímulo discriminativo sobre las condiciones en que puede ser afrontado un contexto fóbico. En este sentido cumplen un papel poco adaptativo y generan a su vez un alto grado de interferencia con los pensamientos y conductas adaptativas, los cuales son los que se deberían imponer en el proceso terapéutico. Paradójicamente, eso hace que lo que parece útil al principio, se convierta en sí en un objetivo terapéutico. Tomando en consideración lo antes expuesto, en este artículo proponemos una nueva clasificación de tales conductas de afrontamiento, incluidas las estrategias de afrontamiento parcial. Los parámetros tomados en cuenta para proponer esta nueva taxonomía son tres: atender la función que regulan las conductas y pensamientos, considerar la naturaleza de las estrategias (cognitivas o conductuales), e incluir los comportamientos a los que se reconozca un carácter desadaptativo. A partir de ellos se proponen cuatro patrones conductuales: conductas de evitación (cuya función es reducir o eliminar la ansiedad al evitar los estímulos fóbicos), conductas de escape (su función es reducir la ansiedad huyendo de la situación), evitación interoceptiva (su función es prevenir las respuestas fisiológicas negativas, similares a las provocadas por las crisis de pánico), y las conductas de afrontamiento parcial (su función es ayudar a afrontar los estímulos fóbicos con el menor malestar posible). Finalmente, esta propuesta se discute de acuerdo con la necesidad de tomar en cuenta todas estas conductas y estrategias (y no sólo las de evitación y escape) e intentar minimizar su uso. Se destaca la importancia de las mismas, ya que no considerarlas podría propiciar un falso progreso terapéutico, de por sí contraterapéutico.