La escuela (0-3) en el Marco de la Atención Tempranaun agente imprescindible en la promoción y vigilancia del desarrollo infantil

  1. CASALS HIERRO, VANESSA
Dirigida por:
  1. Gabriel Díaz Jiménez Director/a
  2. María del Pilar Etopa Bitata Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

Fecha de defensa: 05 de febrero de 2016

Tribunal:
  1. Francisco Alcantud Marín Presidente/a
  2. José Juan Castro Sánchez Secretario/a
  3. Elena Chirino Alemán Vocal
  4. Carmen M. Hernández Jorge Vocal
  5. José Fernando Cordero Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

Es bien sabido por toda la comunidad científica que la detección temprana de trastornos del desarrollo infantil es la mejor estrategia de bajo coste para mejorar las oportunidades de vida de los niños y reducir la discapacidad (Hayden AH, Mc Guiness, 1977). Sin embargo, aún queda mucho por hacer para identificar a todos los niños en riesgo. La Asociación Española de Pediatría (Gómez y col., 2009) y la Academia Americana de Pediatría (Johnson and Myers, 2007 citado en Wetherby y col. 2008) incluyen en sus directrices la vigilancia del desarrollo infantil, pero diversos estudios indican que sigue existiendo un gran porcentaje de niños que no son cribados por este servicio (Ryds, Shevell, Majnemer & Oskoui, 2005). Por tanto, la Escuela Infantil (0-3), servicio en constante aumento por la necesaria conciliación de la vida familiar y laboral, debería formar parte activa de la Atención Temprana ya que es el único agente que, además, participa en los tres niveles de intervención (GAT, 2001). Con el objetivo de mejorar los procesos de vigilancia del desarrollo infantil desde la Escuela, este estudio ha investigado los niveles de coincidencia en la percepción que las familias y las educadoras de cada niño/a de entre o y 3 años, todos ellos matriculados en las Escuelas Infantiles del Gobierno de Canarias en Gran Canaria, durante el curso 2014/2015 (N=170). El área estudiada ha sido la socioemocional funcional, entendida desde el Modelo DIR®(Greenspan & Wieder, 2006) y los instrumentos utilizados han sido: Greenspan Growth Emotional Chart (Greenspan, 2004), CSBS-DP (Wetherby & Prizant, 2002) y M-Chat (Robins, Fein, Barton & Green, 2001). Los resultados indican que, en casi la mitad de los casos, las percepciones de familias y educadoras fueron distintas, existiendo variaciones según la edad. Esta realidad no facilita la detección precoz pues hasta que ambos agentes (familia y escuela) no estén mínimamente de acuerdo puede ocurrir que no se inicie el proceso de valoración. Conociendo estas diferencias, podemos entender las limitaciones con las que se puede encontrar la detección de dificultades en el desarrollo en niños entre 0 y 3 años. Para mejorar esta situación se ofrecen las siguientes recomendaciones: contar con distintas fuentes de información, sistematización de la vigilancia, formación del personal educativo, implicación de la familia en todo el proceso, etc.