Los problemas de las teorías representacionales de la conciencia

  1. Colomina Almiñana, Juan José
Dirigida por:
  1. Manuel Liz Director

Universidad de defensa: Universidad de La Laguna

Fecha de defensa: 06 de noviembre de 2009

Tribunal:
  1. Juan José Acero Fernández Presidente/a
  2. Margarita Vázquez Campos Secretaria
  3. Amparo Gómez Rodríguez Vocal
  4. David Pérez Chico Vocal
  5. Jesús Ezquerro Martínez Vocal
Departamento:
  1. Historia y Filosofía de la Ciencia, la Educación y el Lenguaje

Tipo: Tesis

Teseo: 282421 DIALNET lock_openRIULL editor

Resumen

Los problemas de las teorías representacionales de la conciencia tiene un doble objetivo. Por una parte se centra en los inconvenientes que toda aproximación representacional de la conciencia (entendida como aquellos estados mentales con carácter fenoménico) se encuentra a la hora de explicar la individuación de su contenido: 1. La asimilación (e, incluso, la confusión) entre dos tipos diferenciables de conciencia, la conciencia fenoménica y la conciencia por acceso. 2. La ilusión de suponer que todo estado de conciencia es representacional, haciendo entrar en una explicación puramente comportamental todo dato descriptivo de la conciencia misma. 3. Las teorías representacionales de la conciencia tan sólo resaltan el papel funcional que sobre el comportamiento tienen nuestros estados mentales, intentando evitar toda explicación de los estados fenoménicos como puramente fenomenológicos en tanto que los consideran irrelevantes a la hora de explicar nuestra conducta, haciéndolo aparecer como epifenómenos. 4. El problema de que una teoría representacional pretenda prescindir del requisito de evaluación semántica para individuar el contenido de los estados fenoménicos. Este problema se refiere al carácter del contenido fenoménico mismo. ¿Es este conceptual o no-conceptual? 5. El problema recae en que es mucho suponer que los seres conscientes están dotados de manera innata de dichos mecanismos para poder responder de manera adecuada a todos y cada uno de los estímulos que es capaz de llegar a padecer, presuponiendo un elemento teleológico en la funcionalidad misma de los órganos perceptores. 6. Si consideramos que ambas nociones se necesitan mutuamente, esto puede llevar al error de presuponer que ambas nociones pueden identificarse como una única entidad. Dejando atrás la parte negativa de esta tesis, exponemos una alternativa a la explicación representacional que creemos viable. Todas estas críticas puntuales nos han derivado a un conjunto homogéneo de datos que nos permiten defender una noción de conciencia no sólo representacional como, en última estancia, un mecanismo de anticipación que permite al sujeto prever los acontecimientos futuros mediante la percepción directa de los elementos que conforman el mundo y la realidad que lo circunda, evitando en todo momento los inconvenientes anteriormente remarcados en toda imagen representacional de la mente y permite la supervivencia y desarrollo de las capacidades cognitivas del individuo. En pocas palabras, la conciencia debería concebirse como un ingenio tecnológico creado evolutivamente del cual pueden beneficiarse en última instancia todos los seres capaces de darse cuenta de ciertas propiedades de los objetos y del mundo externo y que, en mayor o menor medida, son relevantes para su propia supervivencia. Así entendido, el conjunto de habilidades y capacidades que conformarían la conciencia se caracterizarían por una serie concreta de rasgos: 1. La conciencia tiene un carácter única y estrictamente material, en tanto que ninguna otra sustancia cumple los mínimos requisitos exigibles de causalidad y autonomía que permiten afirmar la existencia de experiencias sensitivas cualitativa y subjetivamente fenoménicas. 2. Pensamos que es mucho más adecuado mantener una posición fisicalista respecto de la conciencia (en tanto que pretende defender una cierta visión de cómo es la realidad), porque parece mucho más coherente con la actual imagen que la ciencia tiene del mundo y de los hechos que en él se desarrollan. Nuestra posición también pretende ser realista, al defender (la posibilidad, al menos) de que el mundo sea tal y como aparece en un primer momento al sujeto. 3. La información del entorno es internalizada a partir de elementos biológicamente evolucionados que han ido refinando su capacidad de reconocimiento de un modo filogenético, pero que es elaborada por sistemas de procesamiento capaces de generar un particular modo de experimentación a partir de su peculiar desarrollo ontogenético, dependiente de la particular historia cognitiva de cada sujeto. 4. Desde este punto de vista, las experiencias cualitativamente relevantes, los qualia (como las percepciones, los estados corporales o los estados de ánimo), no serían más que internalizaciones biológicamente determinadas de estímulos consistentes en señales bioquímicas que son contingentemente plasmadas como fenoménicamente relevantes. Pero que, en un sentido pragmático, tienen un carácter de alerta (hablando en términos de supervivencia). 5. En ciertos casos concretos, tal vez, el papel evolutivamente relevante sea mucho más laxo o, simplemente, su falta de eficacia causal se deba al hecho de que, en la actualidad, los seres humanos (aquellos seres con una conciencia mucho más compleja) hayan llegado a un extremo en el que han conseguido establecer un medio externo de socialización que permite economizar la carga genética individual mediante la institucionalización de la mayor parte de los recursos de supervivencia. Pero, lo que sí es cierto, es que la alternativa física permite salvaguardar dicho poder causal. 6. La intencionalidad presente en los estados mentales no es intrínseca, sino relacional.