Caciquismo y cuestión agraria en Tenerife (1890-1936)

  1. RODRÍGUEZ ACEVEDO, JOSÉ MANUEL
Dirigida por:
  1. Agustín Millares Cantero Director/a

Universidad de defensa: Universidad de La Laguna

Fecha de defensa: 26 de abril de 2008

Tribunal:
  1. María Arantzazu Echezarreta Zubizarreta Presidente/a
  2. Domingo Gari-Montllor Hayek Secretario
  3. Julio Antonio Yanes Mesa Vocal
  4. María Cruz Mina Apat Vocal
  5. Víctor Onésimo Martín Martín Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 215882 DIALNET

Resumen

En este trabajo se demuestra que el caciquismo en la isla de Tenerife durante el período de 1890 a 1936 era todo un sistema de organización política que estaba determinado, en última instancia, por la dominación económica y social de una oligarquía agraria de naturaleza semifeudal. Esta oligarquía, constituida por los grandes propietarios y por los propietarios medios de la capa superior, explotaba al mayoritario campesinado pobre de la isla mediante unas condicionesde indudable carácter semiservil que encontraba su correlato en la opresión política caciquil, para las clases dominantes, sin duda, el régimen canovista fue como subraya hoy en día la historiografía conservadora española, un régimen liberal estable, sabiamente articulado para integrar intereses e influencias. Por el contrario, el caciquismo fue, para las clases populares, un auténtico yugo que las privaba de los derechos políticos reales, efectivos, propios de las democracias burguesas de la época, sometiéndolas a una especie de semiservidumbre política en la que se sustentaban las facciones caciquiles de la oligarquía agraria, y junto a ella la otra fracción de las clases dominantes, la burguesía compradora, para ejercer su dominación. La oligarquía agraria se haría con las riendas del sistema liberal desde sus inicios, impregnándolo de las particularidades inherentes a su naturaleza semifeudal. Una clase terrateniente económicamente desestructurada y atrincherada en una serie de feudos o zonas de influencia concretas generaría un sistema político fragmentado en múltiples facciones. Unas clases dominantes en las que la hegemonia correspondía a los propietarios de la tierra y el agua daría lugar a un sistema político ruralizado, en el que la burguesía compradora se hallaba supeditada politicamente a los caciques rurales, que eran los que controlaban los mecanismos de poder en los pueblos de la isla. Una economía semifeudal daría lugar a unos aparatos estatales estructuralmente débiles y, en muchos casos, ficticios, incapaces de llegar hasta todos los confines del territorio sin contar con las redes paraestatales del caciquismo, únicas que gozaban de vitalidad en el atrasado agro de la mayor parte de la isla. El cambio político que se produjo con la instauración de la Segunda República no llegó a trastocar sustancialmente la antigua opresión política que la oligarquía agraria de los pueblos ejercía a través del caciquismo, manteniéndose, por tanto, muchas de las antiguas prácticas caciquiles. La república en Tenerife no intentó en ningún momento desarticular las antiguas y desequilibradas estructuras económicas y sociales de la isla. Los grandes propietarios de la tierra y el agua continuaron, pues, ejerciendo la misma explotación semiservil del campesinado pobre de la isla, a pesar de la agudización creciente de la lucha de clases, el intento histórico de articular un auténtico sistema democrático-burgués sin efectuar una transformación radical de las antiguas estructuras económicas acabaría conviertiéndose en un estrepitoso fracaso, como explicaría el marxista peruano José Carlos Mariátegui en 1928 "Sobre una economía semifeudal no pueden prosperar ni funcionar instituciones democráticas y liberales".