¿Cómo se dibuja el mapa de un mapa?del arte de resistencia al arte de la orientación

  1. Díaz Alemán, Manuel Drago
Revista:
Ausart aldizkaria: arte ikerkuntzarako aldizkaria = journal for research in art = revista para la investigación en arte

ISSN: 2340-8510 2340-9134

Año de publicación: 2013

Título del ejemplar: Transformar y sentir el espacio común de la ciudad, Actas del Congreso Internacional Arte, Ciencia, Ciudad, Bilbao 14 diciembre 2013

Volumen: 1

Número: 1

Páginas: 231-239

Tipo: Artículo

Otras publicaciones en: Ausart aldizkaria: arte ikerkuntzarako aldizkaria = journal for research in art = revista para la investigación en arte

Resumen

La ciudad se ha construido y se construye por decantación y superposición. Y en su representación lo que predomina es el plano abatido, ni la ciudad en la que vivimos ni su historia es entendible sin su vista cenital. Esta priorización de lo cenital tiene su origen en los hábitos de la cartografía, destinada casi desde sus orígenes a hacer casar dos realidades con inercias divergentes, la de la ciudad planificada y la de la ciudad vivida. La vida y su planificación se expanden, pero desde hace tiempo lo hacen de manera asincrónica, comenzando en la mesa de un proyectista. La forma resultante es, además de una �representación�, el resultado complejo e inacabado de un proceso continuo de afecciones recíprocas. El cartógrafo hace tiempo que asumió la esencia de su oficio y devino �planificador�, con cierta literalidad, aquel que hace posible el dominio del espacio, aplanándolo. Y su obra está más próxima a una visión �topológica� que geométrica, donde se hace énfasis en lo convergente, lo continuo o lo conexo; de tal manera que se prioriza la información útil destinada a la administración y control del territorio. La planificación genera por sí misma una imagen de la ciudad caracterizada por una visión normalizadora que simplifica el espacio �real� obviando las contradicciones, disensiones y ambigüedades; apoyándose en criterios económicos, estadísticos, etc.; todos ellos herramientas de "punta gruesa", aptas para el desbaste, para el encajado, ideales para igualar o nivelar, pero inservibles para construir matices. La planificación se convierte irremediablemente en un ejercicio totalitario de poder, de una manera tan insistente y prolongada, que la ciudad abandonó sus metáforas para absorber la imagen que le domina en el continuo proceso de su planificación y que hoy da aspecto a nuestro mundo de vida. Sin duda, hace mucho que abandonamos la ciudad para habitar el mapa. La ciudad y la vida están ordenados por capas traslúcidas superpuestas que conforman, desde sus estratos materiales hasta las relaciones de poder, sublimado en un Sistema de Información Geográfica (GIS) y orientados por la infalibilidad de un Sistema de Posicionamiento Geográfico (GPS). Un territorio saneado y homogeneizado, un mapa construido bajo la coartada del orden y cuya vocación es la del dominio. Habitar el mapa siendo conscientes de su predeterminación implica la necesidad de construirnos uno propio, pero ¿cómo se dibuja el mapa de un mapa?

Referencias bibliográficas

  • HARLEY, J.B. (2005): La Nueva Naturaleza de los Mapas, Fondo de Cultura Económica, p.73
  • DELEUZE, G. (1989): El Pliegue. Leibniz y el Barroco, Paidos.
  • HAUSER, Arnold (1971): El Manierismo, crisis del Renacimiento, Guadarrama, D.L., p.56
  • BAUMAN, Zygmunt (2007): Tiempos Líquidos. Vivir en una época de incertidumbre, Tusquets Editores.