Contenido y formas de carbono orgánico en andosoles forestalesaproximación a su dinámica

  1. A. Rodríguez Rodríguez
  2. C. D. Arbelo
  3. J. S. Notario
  4. J. L. Mora
  5. J. A. Guerra
  6. C. M. Armas
Revista:
Edafología

ISSN: 1135-6863

Año de publicación: 2004

Título del ejemplar: Ciclo del carbono

Volumen: 11

Número: 1

Páginas: 67-102

Tipo: Artículo

Otras publicaciones en: Edafología

Resumen

En este trabajo se presentan los primeros resultados sobre el contenido y las formas de carbono orgánico en andisoles y suelos ándicos bajo vegetación de monteverde y sobre la potencialidad de aporte de carbono orgánico a través de la hojarasca y los procesos de mineralización e incorporación del mismo al suelo. El estudio se ha realizado en el Parque Nacional de Garajonay (La Gomera, Islas Canarias), una zona donde la pluviometría media interanual oscila entre 650 y 900 mm, con una evapotranspiración potencial media anual de 600-800 mm y una temperatura media de 14oC. Todo esto condiciona un régimen de humedad edáfico de tipo údico. La vegetación climácica del Parque la constituye el denominado “monte verde” que incluye el bosque de lauráceas o laurisilva y el fayal-brezal maduro. Los suelos predominantes en el Parque son: Andosoles (Melanudands, Fulvudands y Hapludands), junto con Leptosoles (Udortents) y en menor proporción Luvisoles (Palehumults y Paleudalfs). De manera más localizada se encuentran Umbrisoles (Distrudepts) y Cambisoles en las áreas degradadas (Distrustepts). Hay que señalar sin embargo, que debido a aportes y contaminaciones por cenizas volcánicas procedentes de erupciones más recientes en otras islas próximas, todos los suelos presentan en mayor o menor grado, un cierto carácter ándico en superficie. En este trabajo nos centramos fundamentalmente en aquellos suelos que presentan un marcado carácter ándico y sobre todo en los Andosoles. Los siete subgrupos de Andosoles identificados los hemos agrupado a efectos de este estudio en dos categorías: andosoles alofánicos y andosoles no alofánicos u organominerales, los primeros correspondiendo de manera general a Melanudands y los segundos a Fulvudands y Hapludands (Soil Survey Staff, 1999). La división entre ambos se ha realizado de acuerdo con la “composición binaria” acuñada por Mizota and van Reeuwijk, 1989, según la cual la relación Alp/Alo es indicativa de propiedades alofánicas o no alofánicas: es decir, valores de Alp/Alo inferiores a 0.5 son indicativos de una mineralogía dominada por alofana y componentes similares (imogolita, ferrihidrita), mientras que valores superiores a 0.5 indican que el Al activo se encuentra mayormente en forma de complejos Al-humus (mineralogía organomineral). El estudio realizado nos ha permitido demostrar el alto contenido de carbono orgánico acumulado en los suelos del Parque Nacional de Garajonay, con valores medios de 150-200 tmha-1 en los primeros 30-40 cms, aunque estos valores son mucho más bajos (<150 tmha-1) en las áreas más degradadas del espacio. En los suelos bajo las formaciones maduras de laurisilva y fayal-brezal es donde se acumula mayor cantidad de carbono orgánico y en forma más estable (con baja relación C/N y en formas adsorbidas). La acumulación y estabilización del carbono orgánico está más en relación con la madurez y estabilidad del ecosistema que con el tipo de vegetación. Aunque el contenido en carbono orgánico es alto en todos los suelos del área, son fundamentalmente aquellos con características ándicas los que acumulan más carbono orgánico en forma estable. Dentro de estos suelos, los andosoles organominerales (no alofánicos) tienen tendencia a acumular más carbono orgánico que los alofánicos y con un mayor predominio de formas estables adsorbidas, frente a las formas más fácilmente oxidables, que son más abundantes en los andosoles alofánicos. La existencia de relaciones metal/carbono superiores a 0.12, sobre todo en los andosoles no alofánicos, indica que en estos suelos existen todavía formas activas de Fe y Al con capacidad para complejar y por tanto secuestrar carbono en forma orgánica. La actividad respiratoria de la biomasa y la actividad de la enzima deshidrogenasa es mayor en los andosoles alofánicos y en las formaciones de laurisilva y presenta los máximos en las épocas de mayor humedad edáfica. Todos estos resultados parecen indicar que los suelos con mayor actividad mineralizadora son los andosoles alofánicos, donde también se presentan los valores más altos de carbono orgánico fácilmente oxidable y los valores más bajos de la relación metal/carbono, lo cual indicaría en una primera aproximación, que los andosoles organominerales y las formaciones maduras de ericáceas, tienen una mayor capacidad para secuestrar carbono en forma estable.