Variación del esquema corporal con la práctica de actividad físicaestudio comparativo entre jugadores de rugby profesional y un grupo control

  1. BERNASCONI FERREIRO, SEBASTÍAN
Dirigida por:
  1. Estrella Brito Ojeda Director/a
  2. Lourdes Sarmiento Ramos Director/a
  3. José A. Ruiz Caballero Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

Fecha de defensa: 02 de febrero de 2016

Tribunal:
  1. Julio César Legido Arce Presidente/a
  2. Juan Fernando Jiménez Díaz Secretario/a
  3. Eduardo Navarro García Vocal
  4. José Ignacio Ramírez Manent Vocal
  5. Lilián Pérez Santana Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

La actividad física ha sido abordada desde muchos campos, quedando claro que suele tener un impacto beneficioso en nuestra vida diaria; sin embargo, se encuentran estudios que han evidenciado una relación negativa entre ciertos tipos de actividad física y el esquema corporal. La relación entre ambos presenta una interacción ambigua que todavía no ha sido suficientemente investigada. Por esto, es necesario diferenciar entre qué actividades físicas producen un impacto positivo sobre el esquema corporal y cuales orientan su público en la búsqueda de una finalidad estética mucho más preocupada por la imagen que por un concepto de salud. En general un biotipo determinado está asociado a cada deporte; valga como ejemplo la estatura de los jugadores de baloncesto o la definición y masa muscular propia de los gimnastas. Por esto, el rugby es una actividad física tan peculiar; ya que acepta dentro de un mismo equipo una gran variedad de biotipos. Esto podría ser un valor positivo para romper con los prototipos físicos que la sociedad actual pretende imponer. Por todo ello, se planteó un estudio analítico, observacional transversal con una muestra no probabilística accidental, que compara dos grupos independientes. La hipótesis alternativa afirma, que nuestro grupo de estudio, que fue delimitado como todos los jugadores de rugby profesionales que participaron en los play-off de división de honor A; presentan un esquema corporal más adecuado en comparación con el grupo de sujetos control que practican una actividad física media o baja (según IPAQ). Para comprobar nuestra hipótesis nos propusimos como objetivo evaluar el esquema corporal desde una perspectiva integradora; tanto perceptiva como actitudinal. Para ello se escogió una batería de tres pruebas. En primer lugar, se midió la capacidad de los participantes para proyectarse en el espacio; es decir, saber si su conciencia corporal y sus dimensiones coincidían por medio del Image Marking Procedure; el cual mide de manera simple las dimensiones que el sujeto percibe de su cuerpo, para luego compararlo con lo que realmente miden, obteniendo el Índice de Percepción Corporal (IPC). Se encontró que, en la medida de altura, que marca el ápice de la cabeza, ambos grupos fueron igualmente precisos; mientras que en todos los IPC de longitud de los jugadores de rugby profesionales tuvieron valores más cercanos a 100 que el grupo control, siendo este el mejor valor posible. En segundo lugar, se midió la somatosensación del miembro superior, para ello se utilizó la prueba de Percepción Angular del Miembro Superior; que cuantifica la capacidad de reproducir en un brazo de plástico la posición colocada anteriormente en el miembro superior del sujeto. Observamos que la diferencia entre la posición real y la colocada en el brazo de plástico, dio que el desempeño en la prueba fue levemente mejor para los jugadores de rugby profesionales frente al grupo de control. De las cuatro articulaciones medidas en dos de ellas el grupo de jugadores fue significativamente más preciso (codo izquierdo, muñeca derecha); mientras que en las restantes; en una diferencia no fue significativa y en la ora (muñeca izquierda) el grupo de control mostró mejor desempeño. En tercer lugar, se realizó el Body Shape Questionnaire (BSQ), que es un cuestionario auto-administrado que se mostró muy efectivo a la hora de evaluar la preocupación por el peso y la insatisfacción corporal, cuyos resultados arrojaron que el grupo control estaba significativamente más insatisfecho que el grupo de jugadores. Concluimos que los jugadores de rugby profesional que juegan en la división de honor A española, mostraron un esquema corporal mejor que el grupo de control con una actividad física media-baja.