Informe del Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) sobre los riesgos asociados al consumo de bebidas energéticas

  1. Carmen Rubio Armendariz
  2. Montaña Cámara Hurtado
  3. Rosa María Giner Pons
  4. María José González Muñoz
  5. Esther López García
  6. Francisco José Morales Navas
  7. Victoria Moreno Arribas
  8. María del Puy Portillo Baquedano
Revista:
Revista del Comité Científico de la AESAN

ISSN: 1885-6586

Año de publicación: 2021

Número: 33

Páginas: 151-210

Tipo: Artículo

Otras publicaciones en: Revista del Comité Científico de la AESAN

Resumen

El consumo de bebidas energéticas ha experimentado un aumento sustancial durante las últimas décadas, alcanzando en España el 2 % del total de bebidas refrescantes. Además de cafeína, las bebidas energéticas suelen contener otros ingredientes como taurina, L-carnitina, glucuronolactona, guaraná, ginseng y vitaminas del grupo B, entre otros. También pueden aportar hasta 11 g por 100 ml de azúcar, si bien también existen presentaciones “sin azúcar”. Al evaluar el riesgo de la exposición dietética de la población española a los componentes activos habitualmente presentes en las bebidas energéticas, el Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) ha concluido que las bebidas energéticas no están recomendadas en niños, mujeres embarazadas o en periodo de lactancia. También se recomienda mejorar, en colaboración con la industria, la información al consumidor recogida en el etiquetado de las bebidas energéticas, favoreciendo no sólo la incorporación de la denominación de todos los ingredientes activos en el listado de ingredientes sino también su contenido. Respecto al contenido en cafeína en las bebidas energéticas, se recomienda que el consumo sea de bebidas energéticas con contenidos bajos de cafeína para evitar y disminuir la probabilidad de afectación del sueño y otros efectos adversos sobre la salud, dependiendo de los distintos grupos de población. Entre las actuaciones futuras debería evaluarse el consumo, exposición y riesgo de otros “modelos de consumo de cafeína” como los conocidos “shots”. Respecto a la D-glucurono-γ-lactona el consumo diario de 250 ml de bebida energética en consumidores de 60 y 70 kg de peso corporal, obtiene un margen de seguridad superior o igual a 100. El consumo de bebidas energéticas supone un riesgo alto de hipervitaminosis para la vitamina B3 (ácido nicotínico), moderado para las vitaminas B3 (nicotinamida) y B6, y riesgo bajo de hipervitaminosis para las vitaminas B2, ácido pantoténico y B12. En lo referido al contenido en ingredientes a base de plantas no debe de menospreciarse la actividad biológica de los distintos principios activos y su capacidad para interaccionar con medicamentos. El consumidor debe ser advertido no sólo de los contenidos incluidos sino de la posibilidad/ riesgo de interacción, así como de aquellas situaciones en las que se contraindica la ingesta. Así, las bebidas energéticas con ginseng deben ser evitadas no sólo durante el embarazo, la lactancia y en niños, sino también en adolescentes menores de 18 años dada la ausencia de evaluación de los efectos de ginseng en estos grupos de población. Las bebidas energéticas con ginkgo también deben ser evitadas durante el embarazo y la lactancia. En cuanto a la ingesta de azúcar a partir del consumo de bebidas energéticas no zero, se estima que el consumo de 250 ml podría representar el 10 % de la energía en dietas de 2200-2400 kcal, lo que haría muy fácil el excederse en la ingesta de azúcares simples. La preocupación creciente por evaluar los riesgos sobre la salud de las bebidas energéticas se acompaña de un interés por mejorar el conocimiento entre los consumidores y fomentar el consumo moderado evitando conductas de riesgo, especialmente su combinación con bebidas alcohólicas. España debe sumarse al esfuerzo europeo de recopilación de datos sobre el consumo de bebidas energéticas y las tendencias de su consumo a través de acciones anuales de monitorización y sensibilización comunitaria, lo que permitirá evaluar la contribución de estas bebidas energéticas a la exposición dietética de cafeína y otros ingredientes activos en grupos específicos de consumidores, estimar su riesgo y diseñar planes de actuación diferenciando los grupos poblacionales de mayor riesgo (niños/as y adolescentes). Además, se sugiere un mayor control de la publicidad especialmente aquella dirigida a la población menor sensible. Se recomienda promover el cumplimiento del compromiso de la industria en la comercialización de envases pequeños (no superiores de 250 ml) que contribuyan a moderar la exposición a los distintos componentes activos, algunos de ellos psicoactivos, y estudiar la posibilidad de suspender la comercialización de envases de 500 m.