Desarrollo de una metodología multirresiduo para la monitorización de 310 contaminantes tóxicos en suelos agrícolas. Aplicación en la Macaronesia
- ACOSTA DACAL, ANDREA CAROLINA
- Octavio Pérez Luzardo Zuzendaria
- Ricardo Diaz Diaz Zuzendarikidea
Defentsa unibertsitatea: Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
Fecha de defensa: 2021(e)ko abendua-(a)k 10
- Oscar Manuel González Díaz Presidentea
- Jesús Santiago Notario del Pino Idazkaria
- David Joäo Horta Lopes Kidea
Mota: Tesia
Laburpena
La presencia de contaminantes orgánicos en el suelo es un motivo de gran preocupación medioambiental tanto por su posible paso a la cadena alimentaria como por la emisión de estos compuestos a otros compartimentos ambientales como las aguas subterráneas, la atmósfera y la biota. Compuestos de muy diversa naturaleza y uso llegan a la tierra agrícola por diferentes vías: por la aplicación intencionada de plaguicidas directamente en el suelo o indirectamente durante el tratamiento de las partes aéreas de los cultivos, de forma colateral durante el riego y/o la fertilización o por la cercanía a núcleos urbanos. La creciente demanda de alimentos a nivel mundial ha conducido al uso indiscriminado de plaguicidas para mejorar la producción agrícola. A los plaguicidas de uso actual o reciente se suman los obsoletos y muy tóxicos, como los plaguicidas organoclorados (OCPs) prohibidos en los años 70. Sin embargo, siguen apareciendo en los suelos de todo el mundo dado que son muy persistentes y tienen la capacidad de viajar grandes distancias. A este amplio grupo compuestos orgánicos persistentes (COPs) también pertenecen compuestos de origen industrial, como los éteres difenílicos polibromados (PBDEs), y los bifenilos policlorados (PCBs) o los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs), subproductos de la combustión incompleta de materiales orgánicos. A través del riego con agua regenerada o el abono con estiércol o lodos de depuradora pueden entrar en el suelo compuestos emergentes. A este grupo pertenecen los fármacos veterinarios y humanos que, una vez administrados, se excretan por las heces y la orina. A estos hay que sumarles los rodenticidas anticoagulantes que se usan para controlar las plagas de roedores en la agricultura, la ganadería y en infraestructuras domésticas y urbanas, pero también en tratamientos médicos, y que llegan a las aguas residuales por medio de la solubilización de cebos o la excreción urinaria. Si las estaciones de aguas residuales (EDARs) no cuentan con un tratamiento secundario y terciario capaz de eliminarlos por completo, estos pueden acabar en las aguas regeneradas o los lodos. De hecho, el riego con este tipo de agua se presenta como una solución en aquellas regiones que, como los archipiélagos de la Macaronesia, tienen problemas de suministro por el aislamiento y las sequías. Además, allí la agricultura es una importante actividad económica y tradicional por lo que la carga de contaminantes en la tierra en estas regiones puede ser preocupante. Teniendo en cuenta lo anterior, cada vez es más necesario monitorizar residuos de compuestos orgánicos en el suelo y para ello es indispensable disponer de métodos capaces de extraerlos y determinarlos adecuadamente. Con esto en mente, durante esta tesis se optimizó y validó un método de extracción multiresiduo basado en la técnica QuEChERS para la extracción en tierra agrícola de compuestos pertenecientes a estos grupos. Además, se desarrolló un potente método en cromatografía de gases y de líquidos acoplada a espectrometría de masas de triple cuadrupolo que permite analizar de forma rápida los más de 300 compuestos validados. Tras verificar la aplicación de esta metodología a los tipos de tierra agrícola más representativos de Canarias en función de sus características edafológicas, se aplicó al análisis tierras agrícolas recogidas en los cuatro archipiélagos entre los años 2018 y 2020. Hasta donde sabemos, este es el primer estudio sobre los niveles de contaminación por compuestos orgánicos de los suelos agrícolas de la Macaronesia.