Ética de la inmanencia y neuroéticala actualidad de Baruch Spinoza
- GONZÁLEZ DELGADO, JUAN BOSCO
- Vicente Hernández Pedrero Director
- Chaxiraxi María Escuela Cruz Codirectora
Universidad de defensa: Universidad de La Laguna
Fecha de defensa: 08 de marzo de 2023
- Francisco José Martínez Martínez Presidente/a
- Luis Alberto García García Secretario/a
- María Pilar Benito Olalla Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Acercarse a Spinoza implica aceptar el reto de mover las propias ideas y abrir paso al testimonio filosófico y vital de quien fue capaz de traspasar los umbrales del miedo social para ir en pos de lo que esconden las apariencias. El genio holandés no escatima en esfuerzos a la hora de proclamar el desbaratamiento de la cultura y el pensamiento conocidos por falaces y opresores, no ya de su época, sino de cualquier época, porque su pensamiento es una filosofía del presente, hasta el punto de que podemos convenir en que este gran olvidado hasta los inicios del siglo XX es hoy una reivindicación necesaria. La obra de Spinoza es, sin duda, el adelanto reflexivo a los hallazgos que en campos tan amplios como la física, la biología, la psicología y las neurociencias se han venido dando en los últimos cien años. Este trabajo pretende, por ello, trazar puentes entre tales hallazgos y el propio Spinoza a través de, sobre todo, su obra magna, Ética demostrada según el orden geométrico, con el fin de afirmar su carácter precursor y, me atrevo a decir, aún hoy revolucionario. Con esa intención, la ética spinozista se convierte en un instrumento de valiosa eficacia y actualidad, ya que sus diversas lecturas y su complejidad nos presentan caminos de comprensión para cuestiones como la mente, la vida como fenómeno, las relaciones humanas, las emociones, la psique, que, si bien pueden conducirnos a claridades rotundas, también pueden despistarnos del tesoro que guardan sus proposiciones, axiomas, lemas y definiciones. Uno solo es el testimonio vital y filosófico de Baruch Spinoza: la progresión desde la prisión de la mente condicionada hacia la plenitud humana de la mente liberada. Dicho así parece una fórmula vacía, pero cuando se indaga en el cómo, uno no puede más que asentir y asumir para sí la responsabilidad que el holandés aplicó a su propia vida: la comprensión es el medio; la apertura, la actitud debida; el entusiasmo, el efecto inevitable, sobre todo cuando se alcanza la única conclusión posible: que Spinoza nos mostró y demostró que todo es lo que es tal cual es y tiene su ser en lo mismo, la sustancia, y que el ser humano, modo de esa sustancia, es, en su singularidad, valioso hasta el extremo, tanto como cualquier forma de vida, como la mismísima vida a través de la cual la sustancia se manifiesta. El logro final de este genio del siglo XVII está, como se verá, en haber logrado describir la acción inconsciente del cerebro humano tres siglos antes de que se articulara con sentido esa palabra: inconsciente. Reivindicar este hecho es el motivo primero y último de este trabajo.